UN TESORO ESCONDIDO BAJO LA ARENA DE UNA PLAYA DE LA PALMA

La carta, dirigida a un residente en La Palma, apareció por casualidad. «Los investigadores siempre estamos buscando datos, y a veces te encuentras cosas extrañas», dice Manuel Lorenzo, prestigioso especialista en numismática y autor de la obra "Galeón. Naufragios y tesoros", cuyo último capítulo lo dedica al documento que localizó hace algunos años en un archivo privado de un municipio palmero. «Quizá un tesoro en monedas de oro que transportaba un navío naufragado en las Islas Salvajes, aún aguarde enterrado en la arena negra de cierta playa de La Palma», apunta Lorenzo.
La misiva, fechada en Ceuta en 1859, está firmada por José María Notel, quien, según cuenta, embarcó en 1852 en el puerto de La Habana en el buque Valandro Rosa que se dirigía, con 2.000 onzas de oro, a Puerto Gallinas, en la actualidad Sierra Leona, para comprar esclavos. Lorenzo omite en la reproducción del documento, por expreso deseo de su propietario, el nombre de la persona a la que se remite la carta y la localidad en la que supuestamente está enterrado el tesoro.
Naufragio
El marinero José María Notel relata que cuando el barco «tomó rumbo en las alturas de las Yslas Canarias» el capitán propuso a la tripulación «ocultar las dos mil onzas en tierra y después naufragar el buque». Cinco años después de los hechos, desde Ceuta, Notel se dirigió a un residente en La Palma para rogarle apoyo «hasta rescatar ese caudal enterrado, el que parteremos no como amigos y compañeros en sentimiento sino como propios hermanos», dice el marinero.
"Las monedas siguen enterradas en la playa"
El investigador Manuel Lorenzo, 157 años después de que, supuestamente, parte de la tripulación del Valandro Rosa se apoderara de las monedas que tenían como destino la compra de esclavos en África, está convencido de que «el oro sigue enterrado en esa playa». Asegura que «el documento es auténtico y hay pruebas de que el barco existió», aunque reconoce que «no sabemos si este hombre dice la verdad». No obstante, le concede «bastante credibilidad» al contenido de la carta. «Aproccimandonos á la Costa, se sostuvo el barco á la vela bordajeando enfrente de (...) que hay en la playa orilla del mar, y (...) cojimos (...) los dos cajoncitos donde benian las Dhas. Dos mil onzas y trasbordadolas á la Lancha (...) y cuando quedava poco sol, nos dirijimos los trés a tierra (...) al sitio que nos parecio para el efecto, en el Cual hicimos un escavacion de bastante profundidad donde dimos sepultura a los dos Cajones», relata en su misiva el marinero Notel. Lorenzo explica que las onzas de oro tenían un peso de 28 gramos, por lo que el valor actual del tesoro rondaría el millón y medio de euros. Estas monedas, dice, «pertenecerían probablemente al reinado de Carlos IV o Fernando VII».
A pesar del tiempo transcurrido, este experto considera que con «un estudio profundo del terreno y un buen detector de metales», se podrían localizar las onzas.

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