MUSEO DEL MAR Y DE LA RESERVA MARINA


Por Yury Millares

El largo proceso para recuperar el viejo edificio del faro de Fuencaliente parece llegar a su final, después de años de distintas fases en su rehabilitación exterior y acondicionamiento interior. Tras hacerse el vaciado de las viviendas que sirvieron de alojamiento y oficina a los torreros, ha quedado distribuido en dos grandes salas a derecha e izquierda de la puerta de acceso. El Ayuntamiento de Fuencaliente dispone de la primera para su Museo del Mar; el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), de la segunda para centro de interpretación de la Reserva Marina de la Isla de La Palma que este mes de mayo abre sus puertas por primera vez al público.
La Reserva Marina de la Isla de La Palma, que se creó en 2001 a petición del Gobierno de Canarias y de los pescadores profesionales palmeros, es una de las nueve que existen en España (tres de ellas en Canarias) y tiene una extensión 3.719 hectáreas. Se trata de una reserva marina “de interés pesquero” en la que están permitidos sólo usos de pesca marítima profesional en aguas exteriores, con línea, de túnidos y de cebo vivo para túnidos. La pesca marítima de recreo está prohibida. Está a su vez incluida en otro espacio marino protegido (Franja Marina de Fuencaliente, de la Red Natura 2000) y forma parte de la Reserva de la Biosfera junto con el resto del territorio insular de La Palma.
La reserva marina se encuentra entre las zonas de Charco Verde (al norte) de Las Celdas (al sur) de la costa occidental palmera, y cuenta dentro de ella con una reserva marina integral entre las zonas del Remo y punta del Hombre. En sus fondos abruptos de gran interés paisajístico y biológico, con cuevas, grietas y túneles, habita una diversidad de especies marinas muy amplia. En sus fondos hay anémonas tropicales, comunidades de algas pardas, la langosta canaria (Scyllarides latus) y peces de interés pesquero como la vieja, la salema, el medregal y el abade; también se observan con frecuencia tortugas y mamíferos marinos como el delfín mular.

El centro de visitantes de la reserva marina ha quedado establecido en el viejo faro de Fuencaliente (junto al que se yergue desde 1985 una nueva y fea torre de hormigón de 24,15 metros, que sustituye en sus funciones para la navegación a la original de apenas 16 metros, de sillería basáltica con piedra que se trajo de Gran Canaria en barco y fue desembarcada allí mismo primero en la playa, después en el muelle que se construyó para tal fin cuando se iniciaron las obras en 1892). Según el testimonio del último torrero que sirvió en él entre 1950 y 1986, Pedro Cabrera Díaz, entró en funcionamiento en 1902 (otras fuentes citan el año 1904).
Durante el siglo XX el edificio sufrió las sacudidas de terremotos y erupciones volcánicas que, si bien no interrumpieron la emisión de sus característicos destellos para guiar y orientar a la navegación, sí afectaron a su estructura aunque, increíblemente, nunca se acometieron trabajos de reparación hasta ahora, que ha sido rehabilitado para otras funciones. La primeras sacudidas que sufrió en 1939 obligaron a automatizarlo para que el torrero no tuviera que residir en el deteriorado edificio. “Funcionaba automáticamente y se tenía que ir cada dos días a vigilar aquello –relata Cabrera–. El automatismo era por la presión del gas acetileno que movía un mecanismo y hacía que funcionara al oscurecer y lo apagaba al salir el sol. Este aparato consistía en un sistema de dilatación de una barra ennegrecida que absorbía la luz solar y se dilataba. Al dilatarse accionaba una serie de palancas y cerraba el paso del gas; por la noche, por el contrario, la pieza se contrae un poco, accionaba las palancas y daba paso al gas. Tenía un punto muy finito con una cantidad de gas casi despreciable que estaba encendido permanentemente. Era un automatismo perfecto”.

Superviviente de tres volcanes
Los días 7 y 10 de marzo de 1939 se produjeron en La Palma dos terremotos procedentes del volcán de San Antonio (1677-78) que afectaron al faro gravemente, pues se agrietaron sus paredes. Ese mismo año se le sustituyó la maquinaria que lo hacía funcionar por un equipo Dalen con válvula solar para que pudiera seguir emitiendo sus señales, pero de modo automático. El 24 de junio de 1949 la erupción que creó el volcán de San Juan causó gran alarma entre los palmeros, que vieron horrorizados su humeante y ardiente lava dirigirse al mar sepultando algunas casas y cultivos. Los temblores previos que anunciaron su actividad también afectaron al faro. Y el 26 de octubre de 1971 hizo su aparición el Teneguía, volcán cercano que expulsó su lava en dirección al mismísimo faro y, sin embargo, lo rodeó por ambos lados sin tocar sus paredes y sin afectar su encendido ni una sola noche.