NAUFRAGIO DURANTE EL SIGLO XVII

El 10 de febrero del año 1660 se encontraba en el puerto de Santa Cruz de La Palma, cargando pipas de vino, un buque inglés llamado Ángel de Londres, al mando del capitán Jarvis Michel. El barco era propiedad de Michael Spicer y Robert Swecetinge, dos mercaderes ingleses residentes en la Isla. A tenor de la descripción, parece claro que se levantó un tiempo "caldereto" "tan poco frecuente en esta rada", que hizo que éste y otros buques que estaban fondeados fueran a estrellarse contra las piedras.
Sus dueños, que no pudieron encontrar aquí barco alguno "que se le fletase, ni vendiese" para realizar el viaje con el citado cargamento, se desplazaron a Tenerife y allí compraron otro buque de su misma bandera y 200 toneladas de porte, en el precio de 5.200 pesos "y con más de 100 pesos de regalo al capitán para que comprase una capa".
En la madrugada del 2 de enero de 1649 se levantó un viento solano acompañado de mar gruesa, de tal manera, que hizo encallar en la playa de Bajamar, a cinco barcos grandes, cinco barcas de pesca y una urca holandesa que estaba cargada de cajas de azúcar, cueros, palo campeche y otras mercaderías, todo por cuenta del capitán Luis de Tucar, aunque parte del cargamento se pudo recuperar.
El 24 de diciembre del 1649 año encalló en la desembocadura del barranco de Santa Catalina, un navío perteneciente al maestre de campo Juan de Sotomayor, cargado de vino y otras mercancías preparado para hacer viaje a las Indias. Sólo se recuperaron unos fardos de ropa que llevaba.